Reivindicación de mi misma



Por mucho tiempo he vivido en las sombras de la timidez, la tranquilidad y el silencio. 

Las personas que me son cercanas me han percibido como una mujer callada, pequeña, delgada, tranquila, silente, quieta, que no hace ni dice nada. Y por mucho tiempo me ha pesado  ¿cómo decir que también tengo ansiedad, que me frustro rápido y que pocas veces me encuentro feliz? ¿cómo liberarme de las ideas de otros que yo misma me he creído?. 


Al escribir este texto se hace evidente y hasta obvio que una persona puede tener muchas facetas, claro, así somos todas. Pero a mi me ha pesado porque constantemente me encuentro con la dificultad de compartir mis versiones más extrovertidas y que también son sinceras. 

Constantemente siento temor a mostrar cuando me equivoco o cuando pienso algo que posiblemente no guste a las demás personas. 


Por supuesto que soy introvertida pero eso nada tiene que ver con ser inocente. Es curioso porque precisamente por eso escribo un texto en lugar de salir gritando quién soy y es que para mí la escritura es el grito más fuerte y genuino que nace de lo más profundo y me permite entender y compartirme con otras (os).

Soy Mariel Luna, porque así se apellida mamá; maestra, amiga y compañera de vida. Y elijo llevar su apellido para honrar la historia de las mujeres que desde pequeña me han criado. Y porque la luna es cíclica, como cada uno de mis procesos. 

Sí, soy tranquila, pero la mayoría de las veces apenas puedo con mis pensamientos y la velocidad que llevan. Me siento triste la mayor parte del tiempo; antes era una fuerza creativa imparable, color azul por supuesto,  hoy es una depresión distimia que con terapia intento sobrellevar. Pero no soy un estado o el otro, soy la transformación constante entre cada uno. 


Soy bisexual (pansexual diría pero la palabra me da risa) y lo sé desde que estaba en la secundaria, aunque claro que no lo reconocí hasta la universidad. Y no, no le debo explicaciones a nadie ni justificaciones de porqué sí es real.


Soy altamente sensible, chillona, asustadiza y lo que más quiero en la vida es acompañar a las personas en sus procesos internos; convertirme en una tallerista capaz de sostener y cuidar a las demás personas. Pero sobre todo quiero convertirme en una mujer capaz de cuidarse a sí misma.

Tengo muchos intereses y todo quiero hacer. Me apasiona la educación, la nutrición y la sexualidad. 

Si pudiera sería nutrióloga, bailarina, sexologa, mediadora, escritora y tallerista, todo a la vez.


Creo que al final, esto no se trata de decir qué sí y qué no soy sino más bien de expresar que no soy solo de una manera. 


Estoy llena de miedos e incertidumbres, de tristezas y de inseguridades, soy incongruente y pienso mucho en todo. Pero también, comienzo a llenarme del cariño que yo misma quiero darme, algo que no estoy muy segura de cómo hacer pero que de todas formas intento. Soy, además, las personas que me habitan; las que me han cuidado, acompañado, querido y valorado, por encima de mis creencias falsas que buscan menospreciarme. 


Estoy aprendiendo a quererme, cuidarme y valorarme. Estoy aprendiendo a poner límites, estoy descubriendo qué es eso del auto cuidado y el amor propio.


Es esto una reivindicación de mi misma porque no soy solo una, soy muchas y a todas amo.

Me reivindico porque no soy solamente la que siempre saco 10, es tranquila, inteligente, amable, respetuosa y nunca dice nada, porque también soy ansiosa, furiosa, impaciente y perreadora. Porque aunque la tristeza me habita predominantemente también puedo ser alegre y entregarme a disfrutar la vida. ¿De verdad? Pues sí y me cuesta trabajo creerlo pero por eso lo escribo. Porque también me he creído que debo permanecer en el silencio con la misma semblanza triste de siempre. Y hoy sé que también puedo cambiar esa única percepción que tengo de mi misma. 


Frecuentemente digo que lo que escribo es lo más íntimo que comparto y aunque en cada uno de mis textos siempre dejo algo de lo que me pasó o sentí, este escrito sí que revela mucho ante mis ojos y por eso me lo he escrito. Originalmente lo iba a hacer en mi cumpleaños veinticuatro, como un homenaje a mi misma, pero no se pudo; no obstante, sigue siendo mi regalo, que me servirá cómo un recordatorio de quién soy y cuánto valgo. Algo que me es muy necesario en un contexto donde mi salud mental continúa bastante frágil. Creo que no hay mejor manera de decirme cuánto me quiero. 


Ilustración @diseñosapincel o @Fer_poetiza porque que bonitas ilustraciones, oigan.







-Plantasia gatuna






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