MANIFIESTO CONTRA LA LINEALIDAD DE LA VIDA
Quiero contar esto como una reflexión personal pero también como un manifiesto en contra de lo establecido, por eso hablo de muchas cosas. También porque me es necesario enunciar las razones de por qué hago lo que hago y pienso como pienso.
Ir a la primaria, después la secundaria… Mamá y Papá preocupados porque ingrese al bachillerato de la UNAM, sí, porque eso asegurará mi lugar en la universidad, que es lo mismo a estudiar una licenciatura que después me dará un trabajo y eso significa tener una vida asegurada. ¿Sí? ¿De veras sí? Todavía recuerdo como las lágrimas brotaron de los ojos de mis padres cuando en la pantalla de la computadora vieron los resultados que confirmaban mi ingreso a la UNAM y es que no solo era tener una licenciatura asegurada, sino que además sería en la "máxima casa de estudios", una universidad en la que todo mundo cree pero que muchas veces trae decepciones.
La vida en el CCH, conocer
otras personas, enfrentarme a la diversidad, a lo diferente, creo que si algo
agradezco de los espacios educativos - pese a sus múltiples violencias- son las
personas, las que te acompañan, te escuchan, te hacen crecer. En esta etapa por
supuesto que tenía el "orgullo universitario" hasta el cielo... qué
risa y qué horror. Y es que sí, viniendo de las periferias, de lo olvidado, de
donde todo pasa y no importa... entrar a la UNAM lo es todo.
Con sueños, con esperanza, con ganas de no quedar en lo silenciado, en el olvido, una va buscando cómo insertarse en ese mundo que promete tener una vida "mejor". ¿Y qué es lo que aprendí que era una "vida mejor"?: una vida en la que tuviera gran capacidad de consumir, ropa, comida, accesorios, distracción o viajes; una vida en la que cuando pensara "quiero esto" inmediatamente me dijera "tengo dinero/recursos para hacerlo". Eso es lo que me enseñaron mis padres, porque a ellos también se lo enseñaron, porque la gente crece y aprende que debe transmitir ese deseo de "vivir mejor", ese deseo de "quiero que tengas lo que yo no tuve". Y no solo lo aprendí en mi círculo familiar, sino que, al salir y enfrentarme con otras personas y otros espacios descubrí cómo en general todas las personas lo creían firmemente. Y cómo no tener esos deseos cuando estamos bombardeados todo el tiempo por productos que prometen elevar tu nivel de vida; si consigues un auto, si te compras ropa o si te vas de viaje, entonces ya estás de ese lado, del reconocido, del que la gente celebra y muestra como ideal a seguir.
En ese sentido, una de las ideas más aceptadas en esta sociedad es que lo mejor que una persona puede hacer es seguir esa línea de la vida, en la que estudias para después trabajar y trabajas para poder consumir. Un elemento muy importante en esta linealidad es que debes hacerlo sola/o, porque es tu esfuerzo y será tu recompensa, las demás personas se convierten en competencia. Tienes que demostrar que eres mejor, que tú si acabaras la universidad y tendrás un buen trabajo y si alguien se queda en el camino entonces será perdedor y tú automáticamente serás superior.
Retomando parte de mi historia, hubo un tiempo en el que decidí que era buena idea estudiar medicina. Por supuesto que la familia lo tomo como una gran noticia, no solo estaba eligiendo tener una licenciatura y asegurando mi vida, sino que además lo estaba haciendo de la mejor forma al elegir una opción sumamente reconocida, valorada y respetada por todas las personas. Familia y amigas/os me decían que claro que me veían de medica e incluso ahora yo misma creo que lo hubiera hecho muy bien.
¿Qué sucedió?, que en el último momento de tramitar el pase reglamentado cambie de decisión y no fue un simple cambio de licenciatura, sino que estaba pasando de una muy reconocida a otra que prácticamente nadie conocía y ni yo misma tenía claro que era. Evidentemente fue una ruptura para mí y mi familia porque yo me preguntaba qué iba a hacer ahora con el deseo de tener una "vida mejor". Aún recuerdo personas diciéndome "te vas a morir de hambre" (qué frase tan horrible) y que mis capacidades daban para mucho más.
Ahora me gusta pensar que cambié de decisión porque simplemente no me gustaba la idea de seguir con la linealidad de la vida.
Entre a la licenciatura y fue ruptura tras ruptura porque cuestioné y reconstruí todo lo que creía. Hubo muchas lágrimas, pero también muchas alegrías. Afortunadamente las personas con las que me encontré me han acompañado de una forma que valoro muchísimo.
Y ahora que he terminado la licenciatura algunas personas me preguntan ¿y ahora qué sigue?, ¿ahora qué vas a hacer?, ¿de qué hay trabajo de eso que estudiaste? Preguntas sinceras porque parten desde un interés genuino en que realmente yo vaya a tener una buena vida porque por algo estoy estudiando.
Y entonces surge una cuestión importante ¿por qué alguien que estudio una licenciatura vende tamales, panes, hace rifas y talleres con cuotas solidarias y además habla todo el tiempo de no querer esa buena o mejor vida de la que todo mundo habla?
Para abordar esto me gustaría mencionar algunos puntos que me parecen relevantes.
El primero es que desde cierta
perspectiva pudiera parecer que soy conformista o no aspiro a vivir dignamente,
es decir, que no que busco tener un lugar en donde habitar, una buena
alimentación o tener recursos para la recreación, sin embargo, esto no es así, lo que pasa es que aprendimos que esto sólo
se puede conseguir a base de un esfuerzo desmedido, a veces sufrimiento y
únicamente siguiendo esa linealidad de estudia- trabaja- consume. Y si alguien no lo hizo y ahora no tiene una
gran capacidad de consumo entonces se le responsabiliza del lugar en el que
está y lo que está padeciendo.
La segunda es que las personas no somos culpables de pensar de forma lineal, así lo hemos aprendido y así lo reproducimos. Incluso puede haber quien piense cosas como: "yo no pienso así”, “yo estudio, pero también quiero crecer, ayudar a quien pueda, viajar, no trabajar en un mismo lugar, hacerlo para mí misma/o”, “lo que quiero no es porque los demás lo quieran", etc. El problema es que tenemos la ilusión de que lo que pensamos y hacemos es original de nosotras/os y no responde a las aspiraciones consumistas que están insertas en la sociedad. Puede que en efecto algunas personas deseen las cosas de otra forma, pero aun así eso no escapa de las lógicas de consumo y de que aprendimos que tener más es lo mejor.
El tercer aspecto engloba un poco los dos mencionados anteriormente. No se trata de no querer vivir dignamente y es aquí donde entra la respuesta de por qué aun teniendo estudios universitarios decidimos conseguir recursos por otros medios.
No se trata de no querer vestir
bonito, de no querer viajar, de comer completo, variado y suficiente, de no
querer tener un espacio que habitar y mucho menos de que no querer trabajar y
tener seguridad.
Lo que buscamos es hacerlo de formas que no atenten con nuestra
integridad mental, física y emocional. No queremos cooperar con la idea de que
vivir bajo estrés, cansancio y mala alimentación a causa del trabajo es normal
e incluso celebrado porque es sinónimo de ser "bien trabajadores" y “echarle
ganas para seguir adelante”.
Y aquí es donde empieza el real
manifiesto, hablo en plural porque afortunadamente no soy la única pensando de
esta forma:
·
Queremos un trabajo que nos permita crecer y
desarrollar nuestra creatividad, un trabajo en donde el conocimiento pueda ser
compartido y transformado, un trabajo en donde no hagamos todo solos sino de la
mano de otras personas que compartan ideas similares, un trabajo en donde se
puedan construir redes de apoyo y solidaridad.
· Queremos una alimentación suficiente, variada y completa. Para muchas personas esto significa tener la alacena o el refrigerador llenos de yogurt, danoninos, leche, jugos de fruta, cereal de caja, huevos, salchichas, crema, barritas de cereal, galletas, carne y demás. Desde nuestra perspectiva, son productos ultra procesados que nos enferman pero nos hicieron desear. Al parecer nada que no tenga suficiente azúcar, grasa o sal es apetecible. Porque además nunca nadie nos habló de amor propio y de autocuidado en la alimentación y por eso comemos lo que sea o incluso lo que se pueda. Porque desafortunadamente los alimentos ultra procesados son los más accesibles y en un país con tanta desigualdad económica y social ¿cómo poder comprar otras cosas? Por eso nos interesa un alimentación libre de explotación animal y consciente. Una alimentación que nos haga respaldar a las y los campesinos, producir algunas de las frutas y verduras que consumimos y generar redes de intercambio con otras personas productoras, una alimentación que no tenga criterios estéticos de los alimentos y tire lo que sirve solo porque no se ve bien. Una alimentación en la que se pueda compartir lo que comemos, compartir lo que sabemos y crear recetas y formas que nos ayuden a luchar por una alimentación digna. Porque finalmente mantener la alimentación que tenemos a largo plazo tiene consecuencias severas, es decir, normalizamos que la gente muera por diabetes, obesidad o por falta de alimentos.
· Queremos vestir bien pero no consumir a empresas
que explotan a sus trabajadoras/es, que producen en cantidades masivas y el
costo ambiental es irreparable; y que además parecen no tener idea de las
diversidades de cuerpos que existen. Queremos generar modas circulares, de intercambio y
préstamo y consumirle a personas que produzcan prendas desde su creatividad.
· Queremos tener un lugar que habitar pero que
eso no signifique pagar rentas elevadas que se lleven todo el dinero que se puede
ganar trabajando; buscamos un espacio de cuidado que tampoco signifique atarse
a un lugar para siempre.
· Queremos viajar y conocer otras personas y otras
experiencias, pero sin esas lógicas de consumo turísticas en donde solo importa
conocer lo "más representativo de algún lugar" reduciendo todo a
esencialismos de los lugares o las personas.
Estas son solo algunas de las muchas propuestas que podrían plantearse y sí también son utopías, ya que no estamos fuera o exentos de cometer errores, de tener incongruencias y de entrar en las lógicas de consumo y explotación. No obstante, ya existen colectivas, grupos, organizaciones o personas que aportan desde su creatividad, tiempo y conocimientos a que estas propuestas sean reales.
Ciertamente nuestra mera existencia ya tiene un impacto ambiental y social y estas propuestas no se salvan de eso. Es verdad que no hay consumo ético bajo el capitalismo, pero creemos que estamos a tiempo de elegir qué es lo que vamos a financiar. No se pueden acuerpar todas las luchas, pero sí debemos estar en una búsqueda permanente de que nuestras acciones sean coherentes con lo que pensamos y eso implica cuestionarlo todo.
Hay personas que eligen la vía institucional o crean otros trabajos y desde ahí luchan, son muy valientes por transformar y actuar desde ahí. Nunca se demeritará su esfuerzo.
Toda esta reflexión surge a partir de mi propia experiencia, que no tiene otra intención más que la de compartir e invitar al cuestionamiento de todo lo que creemos. Y también con la intención de hacerles saber que todo lo que se juzga de chairos y conformistas tiene un trasfondo político importante. (Aunque no siempre).
Ir a la universidad no me asegura la vida, ni me garantiza nada para "vivir bien", porque además elijo no invertir mi energía en una búsqueda sin sentido de progreso, eso sí, en sus espacios aprendí a qué quería dedicarme. Y sí, estudiar en una universidad pública es una responsabilidad en el sentido de que todo lo aprendido tiene que llevarse y compartirse con quienes - a causa de este sistema desigual-no pudieron. No para venderles ahora el conocimiento, sino para intentar construir otras realidades. Aún queda mucho camino por recorrer, aprender y seguir desaprendiendo. Aquí seguimos.
- Gatix anarkiko
Gracias Gatix =°Y°=
ResponderBorrarEl tema de la búsqueda conjunta de alternativas espiraladas o gengibrosas a la linealidad de la vida yo lo he aprendido a partir de la ética y de la comprensión del dolor cotidiano de otras personas. Antes sólo se me daba individualmente a partir del privilegio de no tener ninguna carencia para hacer lo que me venía en gana y sin restringirme al parámetro de nadie. Pero es verdad, se disfruta más como un propósito colectivo y servicial a la armonía, plenitud, integridad de todxs. Es un lugar que implica renuncia del privilegio personal, pero donde te descubres en un espacio donde también puede haber amor y cuidado de otras maneras que también son bellas y satisfactorias. Me gusta mucho esta frase a propósito de todo esto:
"La mayor fuerza de liberación personal es la decisión de ampliar nuestro círculo de compasión”. MARIANNE WILLIAMSON
^(oo)^
O quizá más que "renuncia" implica aprender _compartir_ :)
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