Quién se queda en la entrevista: reflexiones sobre la búsqueda de oportunidades laborales

 

Recientemente, por el trabajo en el que me encuentro, he escuchado más de 50 entrevistas que propiamente no son laborales, sino de becas. Había 40 lugares y más de 400 solicitudes porque, aunque el monto de la beca realmente me parece mínimo, la precariedad e incertidumbre laboral en la que se encuentra la población joven hace que cualquier posible ingreso resulte interesante.

Aunque yo no sé nada sobre recursos humanos y yo no realizó las entrevistas, la experiencia me ha hecho reflexionar acerca de cómo se da este proceso, las implicaciones que tiene y lo mucho que revela – a mi parecer- de las debilidades y flaquezas de este modelo socioeconómico en el que vivimos.

Sobre las entrevistas me han dicho amigas, familiares y demás personas que lo mejor es decir que sabes hacerlo todo, si es necesario miente, pero que no se note y ante todo no hay que mostrar vulnerabilidad e inseguridades. Evidentemente, todo depende de quién te esté entrevistando, porque habrá el caso en dónde abiertamente te pregunten cuáles son tus debilidades; pregunta muy tramposa pues dependiendo de lo que digas podrías quedar inmediatamente descartada. Entonces parece que la sinceridad y la muestra de que una es humana puede ser motivo suficiente para no ser considerada porque además se maneja como “áreas de oportunidad”, en dónde podrías mejorar o aprender algo más; hay quien se sincera por completo y menciona que el trabajo en equipo le cuesta, la facilidad de palabra, el manejo del estrés, etc. (descartado quedó) y quién lo resuelve “mejor” diciendo algo real pero que no revela propiamente alguna debilidad o carencia: “quiero mejorar mi conocimiento en tal tema” u otra cosa. Obviamente también depende de a qué vacante se esté aplicando.

Sin duda alguna, los proyectos, las organizaciones o las empresas tienen que asegurarse de que las personas que se integrarán a su equipo cumplen con ciertos requisitos básicos para poder desempeñar las actividades y quizá no estén dispuestas a invertir tiempo o recursos en realizar capacitaciones. No obstante, pienso mucho en una idea que ya se ha hablado: se solicitan personas con todos los años de experiencia, pero es muy difícil encontrar un lugar en el que te acepten sin tenerla ¿de dónde la vamos a sacar?

De todas las entrevistas que he escuchado pienso en las muchas que se desarrollaron increíble pero solo por decir que eran algo tímidos, que ciertas cosas les costaban trabajo o incluso mencionaban tener alguna neurodivergencia ya quedaron fuera. Que grandes me parecen las limitaciones para que alguien pueda desenvolverse y aprender en un lugar nuevo; cuántas ideas, cuántas habilidades, cuánta creatividad se quedó fuera solo por decir equivocadamente una palabra o una frase. Y que irónico al final de cuentas porque, de todas maneras, muchas veces entramos al trabajo a aprender justo lo que dijimos que sí sabíamos hacer.

Personalmente me parece muy fuerte que algo tan importante como participar de espacios que contribuyan a nuestro desarrollo intelectual y creativo esté atravesado por prácticas tan cerradas, así como un examen o calificación no define las capacidades de alguien, una entrevista tampoco tendría porque descartar tan de tajo a las personas, convirtiéndolas en recursos fáciles de desechar.

Ciertamente, las personas que se encargan de hacer esa labor de descarte no son las malas en la historia o los villanos sin corazón que no se ponen a pensar en las necesidades de cada quien, a fin de cuentas, las entrevistas son procesos de selección y filtros que evidencian que todo se basa en la competencia y que no existen trabajos suficientes y oportunidades laborales para todas las personas y que además no solo sean bien remuneradas, sino que cuenten con las condiciones laborales mínimas como seguro social, prestaciones, etc.

Las personas sabemos que lo que nos sucede en una entrevista no nos define o marca quienes somos, que seguramente pasaremos por muchas hasta llegar a un buen lugar, pero eso no elimina las expectativas generadas o el malestar que podemos llegar a experimentar si no nos quedamos. Y es que tantas cosas pueden suceder previo a una entrevista como sentirse mal, atravesar algo difícil en el día o cualquier cosa que pueda condicionar nuestra actitud o ánimo a la hora de presentarnos y al menos a mí me sorprende que eso anule la posibilidad de sumarnos a ciertos espacios.

Me pregunto lo grave que es vivir con alguna neurodivergencia o en algún momento tener depresión o ansiedad y eso nos limite para ingresar a algún trabajo, precisamente por eso la salud mental no debe basarse en que tan capaces somos mentalmente de ser productivos para este sistema y que si no lo somos entonces no servimos.

Claro que me ha tocado decir que tengo el mejor de los ánimos para hacer algo cuando todos los días trabajo en mi TAG y depresión y me pregunto cuál es el sentido de mi existencia o para que estoy viviendo. Pienso en lo urgente de que los espacios laborales consideren bajo qué condiciones de salud mental estamos, no para ser más productivos y rendir el doble, sino para que realmente podamos nutrir y aportar a los proyectos en que estemos participando, desarrollemos nuestra creatividad y nos sintamos bien con lo hacemos.

Seguramente no habrá muchos lugares en un mismo espacio para todas las personas que lo estén solicitando, pero de todas formas, si la desafortunada competencia seguirá existiendo, considero muy necesario transformar los procesos de selección; obsoletos deben quedar ya aquellos donde te hacen sentir menos o te ponen en el lugar más vulnerable para reírse de ti. Es tiempo de apuntar hacia procesos que sean amables, acompañados e incluso nutridos, donde al concluir, si una no resulto seleccionada no termine sintiéndose la más incapaz. Porque incluso qué práctica más horrorosa aquella donde ni siquiera te dijeron que no y solo te dejaron a la deriva.

Por otra parte, si transformar las cosas todavía se va a tomar un buen tiempo, supongo que es importante seguir compartiéndonos esos tips indispensables para cuando nos toque enfrentarnos a procesos de selección y en la medida de lo posible podamos cuidarnos en la búsqueda de espacios laborales dignos.

Algo de lo que he aprendido en estos días es que definitivamente tienes que conocer el espacio al que te presentarás y las actividades que desempeñarás; entonces, si se va a aplicar a un evento grande o algo que implique coordinación de personas no deberías decir que se te dificulta el trato al público, aunque quizás así sea, si lo deseas, podrías desarrollar esa habilidad, aunque claro que si la dificultad es mayor entonces lo mejor sería no aplicar. 

El trabajo bajo presión y el manejo del estrés parecen ser de las cualidades más valoradas, ojalá así también se pensará de la gestión emocional y la comunicación asertiva, que si bien, cada vez tienen mayor presencia como una “habilidad blanda”, siguen estando dentro de la misma lógica de no considerar a las personas como humanas con necesidades y sentimientos más allá de solo el espacio laboral. Seguramente son consideraciones que muchas personas ya sabrán pero que igual no está de más recordar.

Quizá puede resultar exagerado pensar en esto porque a lo mejor es demasiado sensible y las prácticas son así y punto, que a lo mejor me quejo de todo... y sí (nimodo), pero creo que la búsqueda de un mundo más amable y habitable debe incluirlo todo.

Personalmente, me encantaría en el futuro formar proyectos y eso quizás implique atravesar también por procesos de selección cuando más personas se integren. Sin duda no puedo esperar más para poner en juego prácticas más atentas, cuidadosas y contenidas.


-Plantasia gatuna/ Gatito anarkiko/ Anarkosmika


 Imagen: Diseños a pincel/ IG: Fer_poetiza



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