Mi miedo a ser Vanidosa: Algunas reflexiones sobre la apariencia

 


Mi Miedo a ser vanidosa : Algunas reflexiones sobre la apariencia

Desde que era niña me ha gustado ver mi reflejo en cada lugar que puedo, ya sea en un espejo, o la ventana de una tienda o algún carro, si paso frente a mi reflejo, seguro que lo voy a ver. Hace unos años me sentía avergonzada por querer ver mi reflejo, por disfrutar verme al espejo por más tiempo del que pensaba ¨normal¨, sentía que si veía mucho mi reflejo y me importaba mucho mi apariencia iba a ser vanidosa.

Algo que es totalmente mal visto y reprobado en las mujeres, es que nos importe demasiado nuestra apariencia; existen casos en los que por esa búsqueda de la belleza, se transforma la apariencia hasta que ya no se puede ser objeto de consumo. No seguir los ideales de belleza es condenado por la sociedad, pero seguirlos ¨demasiado¨ también esta mal. Un ejemplo es el caso de Lyn May, quien fue un ícono sexual durante varios años hasta que -por varios procedimientos cosméticos ilegales que le dañaron el tejido del rostro- su cuerpo dejó de representar lo que significaba ser una mujer deseable, muchas personas hasta la fecha lamentan su perdida de la belleza.

Las personas que consideran las cirugías cosméticas como a decisiones 100% personales no toman en cuenta el sistema heteropatriarcal*, el cual nos bombardea a las niñas desde que tenemos conciencia con mensajes que nos dicen que si no somos un objeto de consumo no somos importantes, que la única razón por la que una mujer podría tener valor es por su belleza; por ejemplo la mayoría de comerciales que son dirigidos para mujeres son de productos de belleza o de productos de limpieza.

Tomando en cuenta el efecto que la sociedad y los medios tienen sobre las aspiraciones de las mujeres es de esperarse que la belleza sea un pilar muy importante en la vida así como en la carrera de muchas mujeres. No es tan fácil como decirle a una mujer ¨deja de maquillarte¨ o ¨que te deje de importar como te ves, la belleza interior es la que cuenta¨, cuando en los trabajos muchas veces se les exige a las mujeres tener cierta apariencia para ser contratadas o para conservar su trabajo; quienes deciden desobedecer las normas sociales sobre la apariencia viven la desaprobación constante de gente a su alrededor o la sociedad en general quienes las presionan para que asuman las normas de la apariencia heteropatriarcales y sean buenas mujeres bellas.

Desde la postura de la apariencia heteropatriarcal, las personas no pueden escoger que ropa quieren usar o como quieren llevar el pelo, sino que las reglas sociales y culturales son quienes deciden que sí y que no pueden usar las personas, como pueden verse y como no pueden verse. Es como los uniformes escolares o laborales, la autoridad es quien dicta las reglas del vestido y la apariencia; son las personas bajo esa autoridad quienes modifican su apariencia y su vestido para ser aceptadas o para evitar violencias, cada quien personalizando hasta donde quiere y puede su apariencia dentro de las reglas; pero estas reglas limitan tanto la imagen de cada persona que al final todxs terminan viéndose más o menos iguales.

Ante las rígidas normas del vestido y la apariencia que la sociedad nos impone yo propongo el concepto del estilo personal y de la expresión de nuestra personalidad a través la apariencia. Considero que, para poder desarrollar un estilo personal lo más genuino posible, es muy importante ser consciente de las estructuras de opresión que se perpetúan a través de la industria de la belleza y la moda, como lo son la gordofobia, el racismo, el machismo, el colonialismo, especismo entre muchas otras. Personalmente, considero que cuando conocemos el impacto que las industrias de la belleza y la moda tienen: en nuestra sociedad, en nuestros interiores, en nuestro planeta y en nuestros cuerpos; podemos comenzar a tomar decisiones en torno a nuestra apariencia que puedan surgir de la expresión personal, en lugar de vestirnos para ser aceptadas, vestirnos de una forma que nosotras preferiríamos independientemente de los valores de la sociedad. Claro que sé que esto es mil veces más difícil decir que hacer y también se que las personas que no visten normativamente muchas veces sufren violencias por su apariencia, considero que nadie debería de sufrir violencia por su apariencia y tampoco debería de aguantar violencia en nombre de la expresión personal, pero también creo que normalizando los looks fuera de la normatividad, las personas que nos violentan por nuestra apariencias podrían dejar de ver como anormal los estilos no-heteropatriarcales.

Cuando comencé a conocer sobre el feminismo me reencontré con mi miedo a ser vanidosa, porque escuchaba a compañeras y amigas diciendo que los tacones, el maquillaje y los vestidos son estereotipos de género que nos ha oprimido desde siempre. En ese momento concluí que la única respuesta a esa consciencia de la opresión a través de la apariencia era rechazando todo lo estereotípicamente femenino, así sería una buena feminista.

Después me di cuenta que una de mis pasiones en la vida son el vestido y el maquillaje, dos cosas donde la apariencia es forzosamente importante y me sentí en una encrucijada, pensé o soy feminista o me gusta el maquillaje, no puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo. Más tarde me dí cuenta de la hipocresía dentro de esa idea donde la única forma de ¨liberarme¨ de la opresión a través de la apariencia era rechazando todo lo estereotípicamente femenino, porque cambié de seguir las reglas del heteropatriarcado a seguir las reglas de lo que yo consideraba ¨El Feminismo¨ para dictar mi apariencia. Sin embargo, ninguna de estas reglas ni la heteropatriarcal, ni ¨La Feminista¨ venían desde mí, ninguno de esos valores eran cosas que yo había pensado o decidido, eran ideas que otras personas pensaban y me habían influenciado, pero claramente no eran mis valores personales. Una vez que me dí cuenta de esto, decidí no torturarme más por disfrutar cosas estereotípicamente femeninas como maquillarme o ponerme vestidos porque sabía que si lo estaba haciendo era porque genuinamente lo deseaba y comencé a volverme más consciente de mis gustos e intereses personales en torno a mi apariencia y a separar lo que las otras personas desean de mi apariencia y lo que yo deseo. Y desde ahí supe que es completamente válido que me importe mi apariencia todo lo que yo quiera y verme al espejo todo lo que yo quiera, siempre y cuando la mirada con la que me observe sea desde la ternura y la apreciación y no desde la crítica y el juicio.

 ¡¡¡Ya le he perdido el miedo a ser vanidosa!!!

Holi, esta soy yo quería poner una selfie de espejo porque
 representa mi amor x verme en el espejo jajajajaja💓

*Sistema Heteropatriarcal: Cuando uso este término me refiero al sistema en el que vivimos literal en todo el mundo :(. Este sistema donde los hombres blancos heterosexuales son quienes tienen la mayor cantidad de privilegios. Las reglas de la apariencia en este sistema son muy rígidas, ya que las personas deben de vestirse de acuerdo a las normas de la apariencia de su género (por ejemplo, los hombres no deben usar faldas, ni tacones ni maquillaje, etc.).

 

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