Morras pedaleando en la Ciudad muerte: mi experiencia reconstruyendo el espacio que habito
Hace algunos días me robaron mi bici, la cual utilizaba como medio de transporte y acompañante de vida, lo cual además de hacerme extrañarla profundamente, me invita a reflexionar todo lo que ella significó en mi vida. La bauticé como Lina y estuvo conmigo en momentos muy clave de mi vida, su llegada coincidió con mi proceso de mudanza y autonomía por lo que me tocó reconstruir los modos de habitar el espacio propio y el público que al final son un entretejido común que abona al sentimiento de saberme peregrina de este mundo.
Para mí estar acompañada de una bici mientras me mudaba a vivir sola por primera vez significó el complemento perfecto para redescubrirme en el espacio que habito, así como de darme la oportunidad de reconstruir mi percepción de mi casa, mi colonia y la ciudad monstruo que creía conocer. Significó descubrir que disfruto de conocer nuevas rutas, puestos de quesadillas, nuevos tianguis, casas bonitas y misteriosas, explorar la conexión de las avenidas, identificar el olor de las calles, las fronteras sociales que hay entre colonias vecinas, ubicar donde están los baches más culeros, conocer el espacio que transitamos para aprovecharlo, hacerle frente a los cochistas que se pasan de listos, saber en qué calles asaltan, en cual hay muchos semáforos, identificar ciclo pistas, atreverme a conocer los callejones sombríos que siendo peatón no me atrevería a cruzar, llegar a zonas desconocidas, reconfigurar mi visión del mismo y enunciarme presente.
Para mi, aventarme a andar en bici en las avenidas principales fue, primero, un acto de valentía y luego, un acto de protesta ante las dinámicas tan limitadas que hay en la movilidad ciudadana. La ciudad se vive diferente siendo peatón y siendo ciclista, no se diga siendo trailero o chofer de metrobus. Como en todo las dinámicas de jerarquización del poder se trasladan también en materia de movilidad, y es muy importante tenerlo presente. Enunciar lo obvio; siempre es más vulnerable un peatón que un ciclista, un ciclista que un cochista, un cochista que un microbusero. Todo esto por las formas y legitimidad que cuentan para hacer uso del espacio publico. Porque eso es la calle, un espacio en disputa, que en efecto es de todxs y todxs tenemos derecho a usarlo y utilizarlo, pero siempre hay quienes socialmente tienen más ventajas que otrxs y es importante tenerlo presente para recorrer la ciudad de manera más consciente y segura.
Andar en bici es una forma de luchar por el espacio publico y la movilidad, es manifestar que no todxs tenemos acceso o aspiramos a tener un auto propio, es recordarnos que otras maneras de transitar la ciudad son posibles y luchar por un pedacito de calle que socialmente se nos niega, asumiendo que ser ciclista es igual a vivir la constante amenaza de perder nuestra vida, ya sea siendo atropellada, secuestrada, desaparecida o aventada en el mejor de los casos y aún así frente a ese panorama de una ciudad y sociedad hostil a nuestra existencia, habemos quienes decidimos resistir y nos la jugamos.
Una bici es la herramienta y compañía más noble, y yo sin bici siento que no tengo pies, ni libertad de movimiento. Muchas gracias Lina por todos los lugares a donde me llevaste y gracias a quienes me apoyaron de diferentes maneras en estos momentos, ya sea comprando boletos para la rifa, donando regalos, dándome consejos o solo escribiéndome. ¡Muchas gracias!
-Nebulosich
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